Home > Event > Senegal – Sédhiou – Enero (2016)
22 January, 2016
Sédhiou, Senegal, Senegal

Misión en Senegal (Sédhiou). Del 22 al 31 de enero de 2016.

El 22 de enero de 2016, a las 19.30 h, comienza la aventura senegalesa. A esa hora hemos quedado los componentes del equipo que va a llevar a cabo la misión de Sédhiou en el aeropuerto de Barajas. Nos conocemos casi todos: Teresa Butrón, presidente, Pepe Pascual, patrono de la Fundación, María Fanjúl, cirujano pediátrica, Carmen Santiago, cirujana uróloga, Beatriz Revuelta, anestesista y Elisardo Bilbao, cirujano. Nos acompaña, ayuda con las bolsas de material y nos anima, Faustino, un crack. Además nos saca las fotos de rigor que inmortalizarán nuestro viaje.

Con la tarjeta de embarque en la mano y después de sellar y facturar las bolsas de nuestro material, pasamos el control correspondiente y nos disponemos a comenzar un viaje deseado con la curiosidad de que nos encontraremos al llegar a nuestro destino. Antes hay que volar hasta Dakar, dónde nos espera Mariama Badji, y de allí a Zinguichor. Luego a Sédhiou, 143 km por carretera que recorreremos en algo más de dos horas y media.

Mariama es una periodista senegalesa que, durante una larga temporada, trabajó en la Embajada de Guinea en Madrid. De vuelta a su casa, para nosotros ha sido fundamental tanto en lo personal como en el desarrollo de la misión. Sus relaciones en el país, la organización de los eventos oficiales, su ayuda inestimable en el quehacer diario ocupándose –con gran solvencia- de las labores administrativas y de intendencia (traducciones incluidas del wolof), la reserva de nuestros alojamientos, su compañía, sus consejos…

Llegamos a nuestro destino cansados después del largo viaje el 23/01/16 a media tarde. A pesar de todo, nuestra primera visita es al Hospital de Sédhiou en dónde, durante cinco días y medio, desarrollaremos nuestra misión quirúrgica. Después de ser recibidos por los gestores del centro, nos ocupamos de descargar el material que hemos transportado en uno de los dos vehículos que nos han traído desde el aeropuerto de Zinguichor. Procede ordenar y colocar cada cosa en el lugar más práctico y asequible. Se encarga de ello Teresa, la líder, ayudada por los demás componentes del equipo. El quirófano tiene los huecos suficientes para la ubicación de suturas, mallas, terminales de bisturí eléctrico, etc. Colocamos también los dos generadores que traemos desde Madrid (uno de ellos donado por el hospital de la Cruz Roja de Bilbao) que, junto con el que ellos poseen, nos permitirá operar tres pacientes simultáneamente. Para ello solicitamos colocar otra mesa quirúrgica en la sala más grande y un biombo para separar las dos. La lámpara del techo, con dos brazos y sus satélites, nos permite una iluminación correcta. La sala pequeña está suficientemente dotada para operar, también, con garantías.

Con la infraestructura organizada, con la colaboración magnífica del Dr. Camara –jefe de cirugía- y del resto del personal, recomendamos limpiar con profundidad la zona ya que nuestra intención es comenzar a operar al día siguiente, domingo 24/01/16.

Cansados y con algún detalle pendiente, que dejamos para el día siguiente, decidimos trasladarnos a nuestro hogar durante nuestra estancia. Ninguno del equipo sabía dónde íbamos a pernoctar pero al llegar al lugar elegido –Mariama, una vez más, tuvo mucho que ver- quedamos impresionados. La Palmaraie es un hotel reservado a cazadores que está situado a orillas del río Casamance y que ofrece un confort, una atención, una calidad gastronómica y una posibilidad de descanso magníficas. Dudo que alguna misión haya sido tratada mejor que nosotros y que haya gozado de mejores condiciones de alojamiento. Es cierto que el calor humano en otras latitudes han suplido, con creces, la humildad de las instalaciones y que este aspecto suele ser el menos exigido en las expediciones, pero lo disfrutado en Sédhiou difícilmente lo olvidaremos y siempre lo agradeceremos. Ir a trabajar cada mañana en condiciones óptimas es importante…

Antes del desayuno al aire libre, disfrutar del amanecer junto al río te proporciona la energía suficiente para comenzar la jornada en plenitud. La luz en África es diferente.

El 24 de enero, aún siendo domingo, se convierte en laboral. Con todo el personal del Hospital en marcha, comenzamos nuestra labor quirúrgica. Tres mesas preparadas. Nos repartimos el parte entre los componentes de la misión ayudados por los cirujanos locales. En esta ocasión contamos con tres anestesistas: Beatriz y los locales Ousman Sarr, el jefe, y Ousman Thiam. Comprobamos que el parte quirúrgico está confeccionado y los pacientes evaluados por los anestesistas. Operamos nuestros primeros trece pacientes y nos acomodamos a los automatismos del centro.  El primer día transcurre con normalidad con descanso al mediodía para comernos el bocadillo que Mariama nos ha conseguido en el “Chez vous” que es un bistrot cercano. La carne mechada con cebolla pochada, patata frita y huevo nos repone fuerzas. Repetiremos todos los días.

El lunes 25 es totalmente quirúrgico. Asistimos a las primeras intervenciones realizadas por el ginecólogo de Dakar que ha acompañado a Mariama hasta aquí. El Dr Moustapha Touré demuestra una gran habilidad, conocimiento de su especialidad y criterio. Con ansias de seguir aprendiendo, presta atención a todas las recomendaciones. Será uno más del equipo…

Hay que destacar la gran labor realizada por nuestra cirujana uróloga, la Dra. Carmen Santiago que, a su gran humanidad, añadió su capacidad científica en la resolución de hidroceles y en su colaboración con los ginecólogos participó en la corrección de las fístulas vesico-vaginales que se nos presentaron. Habría que pensar en la posibilidad de organizar misiones específicas para este tipo de patología que, en Senegal y, fundamentalmente en las zonas más deprimidas del país, se convierte en una lacra social.

Uno de los aspectos más delicados de estas misiones lo constituye la Cirugía Infantil. La posibilidad de contar en esta ocasión con la colaboración de la Dra. María Fanjul, de inagotable energía y solvencia total, hizo que ese aspecto de nuestra misión quedara perfectamente cubierto. De compañerismo contagioso, disfrutó como nadie de los baños relajantes en la piscina al final de cada jornada…

La certeza de que esta misión ha sido importante y que requiere una continuidad establecida, lo corrobora la implicación de las instituciones oficiales del departamento de Sédhiou. El 26 de enero asistimos a la recepción que nos ofrecieron las autoridades civiles y religiosas de la región encabezadas por el Gobernador. Tanto él como el alcalde de la ciudad y el director del hospital y el de Sanidad, resaltaron la importancia de esta colaboración destinada, no sólo a la acción directa sobre el mayor número posible de pacientes, sino a la posibilidad de formación a los médicos y enfermeras y enfermeros locales sobre técnicas asumibles para la resolución de patologías, como las hernias, de gran incidencia en la morbilidad e, incluso, mortalidad de la zona. La presidente de la Fundación respondió con unas palabras de agradecimiento y el ofrecimiento de la colaboración incondicional a partir de ese momento. La repercusión de nuestra expedición se reafirmó con la entrevista que la RTS1 (televisión pública de Senegal) hizo a uno de los miembros del equipo, Elisardo Bilbao, y que fue difundida 5 veces a nivel estatal en días sucesivos.

El día 27 empezó como siempre: parte del equipo visitando a los operados del día anterior y explorando a pacientes nuevos, y el resto comenzando con la labor quirúrgica. Trabajamos en tres mesas simultáneamente y eso fue posible gracias a la coordinación anestésica que dirigió la Dra. Beatriz Revuelta ayudada por los Drs Saar y Thiam. Su serenidad, su sonrisa permanente y su máquina de fotos, siempre dispuesta nos ayudarán a recordar esta estancia con satisfacción. El anestesista, y más en situaciones precarias y poco habituales en nuestros hospitales, es imprescindible para que todo discurra dentro de los límites fijados. Ese día, en nuestra visita a la “trastienda” del hospital en un momento de reposo, tuvimos la oportunidad de filmar a siete buitres “analizando” las muestras de anatomía patológica…

Uno de los actos más entrañables e interesantes de nuestra estancia tuvo lugar por la tarde. Después de la jornada laboral y convenientemente duchados y repuestos, fuimos conducidos a la Casa de Cultura de la ciudad. Con la presencia del Gobernador y de las autoridades locales, disfrutamos de la música local interpretada por un grupo que ofreció lo mejor de su repertorio. Conocimos los instrumentos, las canciones y los versos. Nos iniciaron en la danza senegalesa invitándonos a compartir el escenario con los artistas. Fue inolvidable. En el intermedio de su actuación, se nos concedió a cada uno del equipo un diploma acreditativo de nuestra colaboración expedido por el Ministerio de Salud y de Asuntos Sociales de Senegal y entregado por las autoridades presentes. Entre el público, el personal del hospital con sus acompañantes, vistiendo las damas sus mejores galas con su impresionante colorido. Elegantes. Y nosotros…

El trabajo quirúrgico es intenso y, en ocasiones, con intervenciones no previstas. En la zona sur de Senegal existe un grave problema con las fístulas vésico-vaginales. Algunas mujeres son madres siendo todavía niñas y los destrozos anatómicos los padecerán de por vida. La consecuencia de estas secuelas es la exclusión, tanto familiar como social. Es por eso que la llegada de un equipo con ginecólogos, urólogo, etc., estimula la llegada de las pacientes de este tipo. Lamentablemente sólo se pudieron solucionar algunos casos pero los complicados necesitarían, para ser tratados, una mayor especialización. Sería interesante organizar misiones orientadas a solucionar, exclusivamente, este problema.

Pues bien, entre una cosa y otra, el día 28 hubo parte del equipo que regresó al hotel pasadas las 23.30 h. Estuvimos bastante preocupados ante la imposibilidad de comunicarnos con ellos. Avisado el Director del hospital, se desplazó desde su domicilio al centro y nos tranquilizó cuando nos confirmó que habían salido tarde del quirófano y que llegarían en breve. Senegal es un país seguro pero también hay accidentes, incluso de circulación…

El 29 de enero era, en teoría, el último día de quirófano. Cargamos el parte quirúrgico todo lo que pudimos. Debíamos acabar relativamente pronto pues nuestro traductor, Mr Sankoun Gassama, nos había invitado a visitar la isla de Boraya, su domicilio, en dónde degustaríamos, nada más desembarcar, un delicioso guiso con cangrejo (bueyes de mar) que nos había preparado su familia. La travesía del río Casamance fue en un cayuco lleno de gente (más de sesenta personas hacinadas), con mercancías, alguna que otra gallina, etc. Sólo pensar que en esa embarcación la desesperación ha hecho y hace que seres humanos y sus familias arriesguen su vida buscando un hipotético paraíso, sobrecoge profundamente…  La experiencia valió la pena no sólo por eso. Tuvimos un gran recibimiento y rendimos visita al jefe del pueblo que nos transmitió su agradecimiento. Todos sentados en semicírculo, participamos de la oración. De vuelta a casa, y rodeados de niños, embarcamos de nuevo en el cayuco que hizo parte de la travesía en la oscuridad, esta vez con menos gente y asombrándonos de la pericia del piloto para dejarnos en el embarcadero que, nosotros, difícilmente llegábamos a ver…

El último día de nuestra estancia en el hospital lo dedicamos a revisar a los pacientes operados y a curar y dar de alta a aquellos que, ya en su domicilio, volvieron para explorar sus heridas. Un equipo formado por la cirujana uróloga y los ginecólogos, operaron a una paciente pendiente y el Dr. Camara, jefe de cirugía del hospital, operó, ayudado por otro miembro del equipo, a otro paciente. En total 74 pacientes (13 de ellos niños) con 87 procedimientos en seis días. La patología predominante la hernia inguinal seguida de la epigástrica. Un no despreciable número de hidroceles, la mayoría gigantes, y fístulas vésico-vaginales, alguna fisura de ano, tumores cutáneos, etc. El contar con un equipo quirúrgico multidisciplinar fue un acierto y el poder compartir la experiencia, aprendiendo en los dos sentidos, con los facultativos locales fue la culminación del objetivo de la misión.

Pero todo toca a su fin, espero que temporal, y hay que seguir planificando para futuras actuaciones. Nos hemos encontrado un grupo humano realmente extraordinario, participativo, con ganas de progresar. Personal de enfermería formado, competente y trabajador. Las despedidas son siempre agridulces, sobre todo cuando se ha compartido tanto y de forma tan intensa.

Hicimos la última reunión en el despacho de dirección con los responsables del hospital y el jefe local de sanidad con el correspondiente balance de la actuación y el planteamiento de futuras misiones teniendo en cuenta las necesidades prevalentes, fundamentalmente el tratamiento de las fístulas.

 A la salida, la foto de “familia” y el viaje en coche hasta Zinguichor que no se debía demorar ya que los chóferes tenían que volver antes de que la carretera fuera cerrada por el toque de queda. Resulta que esa zona, en su momento, estaba ocupada por rebeldes independentistas que, aunque controlados en este momento, todavía tenían componentes que en alguna ocasión podían llegar a actuar. El viaje hasta la ciudad de destino, invirtiéndose algo más de dos horas, transcurrió sin incidencias. El hotel Aubert fue el reservado para nosotros por Mariama y tuvimos toda serie de comodidades, compartiendo cena y charla-repaso de todo lo vivido durante esa semana.

El 31 a las 7.30 am estábamos en el aeropuerto para volar a las 9 a Dakar, llegando a destino una hora después. Tras dejar el equipaje en casa del hermano de Mariama y descansar un rato, nos desplazamos al puerto para tomar un ferry que nos llevó hasta la isla de Goree, punto de salida de los esclavos, durante cuatro siglos, a América.

El guía hispano-parlante que contratamos nos hizo una visita a la isla, indicándonos un restaurante en el que comimos con tranquilidad… Por la tarde, lo más interesante: la visita a la casa de los esclavos. Simplemente sobrecogedor. Los métodos de cebado de las personas (debían pesar más de 60 kg.), la represión de los rebelados ubicándolos en espacios inhumanos con castigos físicos inimaginables hasta conseguir su anulación o su muerte, el maltrato a las mujeres, sobre todo a las vírgenes, el contraste con la vivienda de los esclavistas (inmediatamente encima de las mazmorras), nos dejó el alma sobrecogida. Por mucho que te lo hayan contado o lo hayas leído, jamás te quedará la impresión de haberlo visto…

De vuelta a la embarcación, nos detenemos en un taller de pintura en donde nos hacen una demostración de cómo pintar un cuadro utilizando la resina y arena de distintos colores. El resultado, espectacular.

Desembarcamos y nos dirigimos al mercadillo situado en las inmediaciones del puerto. Intentos de compra, regateos, calor, cansancio y fin de la aventura.

Después de recoger nuestros equipajes de casa de la familia Badji, nos dirigimos al aeropuerto para emprender nuestra vuelta a Madrid con la satisfacción de haber cumplido nuestra misión y con la pena de dejar a unas personas increíbles que nos has prestado hospitalidad y ayuda y con la intención de volver en cuanto se presente la ocasión.

Ver las imágenes de la campaña

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies