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29 September, 2017

Tras varios meses organizándolo todo desde el mail, y habiendo tenido que cambiar miembros del equipo original comprometido (casi hasta el 50%) por bajas hasta última hora, por fin llegó el momento de salir a Ecuador. El equipo estuvo finalmente compuesto por 7 miembros: César Ramírez (cirujano y coordinador del equipo), Antonio Satorras (cirujano), Ana Belén Fajardo (cirujana), Alejandro Unda (cirujano pediátrico), Paco Gómez (anestesista), Isabel Moreno (anestesista) y Yolanda García (anestesista). A excepción de Alejandro, que es ecuatoriano y llevaba un tiempo ya en Ecuador visitando a su familia y participando en otras misiones como suele hacer todos los años, y de Yolanda García, que por cuestión de trabajo (estaba de guardia) viajó un día después, los demás miembros del equipo nos habíamos citado para conocernos el viernes día 29 de Septiembre en la terminal 4 de Barajas para facturar el material y el equipaje, siendo nuestro vuelo el Madrid-Quito de las 12.35 p.m. Una vez superados los nervios iniciales de la presentación, fue todo muy bien en facturación de modo que gracias al apoyo de Paloma González (de la ONG “Mano a mano”, que trabaja con Iberia) no tuvimos que pagar equipaje extra y pudimos facturar sin problemas de peso ni coste nuestras propias maletas y los casi 120 Kg de material médico y quirúrgico que llevábamos para la misión. Para Antonio, Ana Belén e Isabel era la primera misión con Cirujanos en Acción y con este perfil de colaboración; los demás ya habíamos participado de campañas previas.

Tras 11 horas de vuelo Madrid-Quito logramos aterrizar sin ninguna incidencia (a las 16.35 p.m. hora local ecuatoriana) y pasar el control aduanero sin problema. Allí en la terminal nos estaba esperando la Dra. Kathia Tinizaray, que es la Directora Gerente del Hospital Gustavo Domínguez Zambrana de Santo Domingo de los Tsáchilas, el centro en el que íbamos a realizar la misión. Kathia es una fiel colaboradora de las campañas de Cirujanos en Acción (por no decir que es el alma de las mismas) y está siempre atenta para que estemos lo más cómodos posible una vez que llegamos. Cargó todas las maletas y equipaje en una furgoneta y nos llevó a nuestros hoteles en el centro colonial de Quito. Al igual que el año pasado, decidí que pasaríamos en Quito el fin de semana y así partir a Santo Domingo el día antes de la misión, con objeto de compartir paseos, comidas y cenas esos dos días todos juntos y así poder conocernos cara a tener ya cierta empatía para las 10 jornadas de trabajo intensas que nos esperaban. Hemos aprovechado el fin de semana, además, para conocer más en profundidad el centro de Quito y todas sus maravillosas iglesias (no hay capital del mundo con tantas iglesias, tan grandes y tan bonitas, en tan poco espacio, destacando las Iglesias de la Compañía de Jesús, la de San Francisco, la del Carmen Alto y finalmente espectacular y gótica Basílica del Voto Nacional) y subir a visitar a la Virgen del Panecillo, que contempla desde su altura (y guía y cuida) a toda la ciudad de Quito. El domingo día 1 de Octubre, y tras 4 horas de tedioso viaje en furgoneta a Santo Domingo, llegamos a nuestro Hotel (el modesto Hotel Santander, en los barrios periféricos de la ciudad), dónde nos estaban esperando la Dra. Kathia Tinizaray y el Dr. Lenín Falcones, que es Director Médico del Hospital y Jefe de Cirugía además, y que ha sido nuestro apoyo logístico más constante e importante durante estas dos semanas en Ecuador. El mismo Domingo por la noche hemos estado en el Hospital, desempacado y colocado todo el material en el quirófano que se nos había asignado para trabajar y, además, hemos revisado la programación de quirófano que el Dr. Falcones nos había preparado para las dos semanas de trabajo. El Gustavo Domínguez Zambrana es un hospital relativamente nuevo pero que está sufriendo las miserias y carencias de un sistema de salud deficiente y pésimamente gestionado desde su administración central, de modo que no hay recursos para operar a los pacientes (no se puede hacer laparoscopia, los pacientes deben comprarse hasta el material más básico para poder ser operados, los famosos “insumos”, no tienen mallas ni material de sutura de la más mínima calidad…) y las listas de espera para los procesos más básicos se eternizan.

En la mañana del día 2 de Octubre pudimos empezar a operar gracias al gran esfuerzo que habían realizado tanto el Dr. Falcones como Francisco, el coordinador de Anestesia del Hospital, que se habían encargado de que todos los pacientes estuvieran programados con sus exámenes preoperatorios realizados y el visto bueno para la cirugía. Todos los días los pacientes estaban citados a las 7 de la mañana en una sala anexa al área de quirófano dónde parte del equipo realizábamos una rápida evaluación de los casos para poder empezar a operar lo antes posible. Es de agradecer la excelente organización que hemos tenido a este nivel y que ha permitido que se operasen gran cantidad de pacientes y con fluidez.

De este modo, el primer día se pudieron operar un total de 19 pacientes lo cual puede considerarse un auténtico éxito y habla de lo bien organizado que estaba todo. A lo largo de la misión se han operado un total de 119 pacientes y un total de 149 procesos, lo que implica que hasta un 25% de pacientes se han operado de más un proceso en el mismo acto. Todos los casos que se operaron en régimen de CMA fueron dados de alta sin problemas ni complicaciones postoperatorias inmediatas reseñables. Dado que desde Cirujanos en Acción consideramos que nuestras misiones tienen carácter formativo, organicé con el Dr. Falcones un programa de sesiones clínicas cada mañana en el horario de 10 a.m. a 10.30 a.m. para todo el personal relacionado con el Servicio de Cirugía y Bloque Quirúrgico; igualmente, estuvimos colaborando con los casos de especial complejidad que tenían ingresados y otras de pared abdominal compleja, de modo que hicimos 11 eventraciones gigantes (dos de ellos asociando colectomía derecha), una colédoco-duodenostomía y 8 colecistectomías por vía laparoscópica, siendo alta todos los pacientes sin problemas salvo uno que presentó una infección profunda del sitio quirúrgico que se trató de forma conservadora sin incidencias. En todo momento hemos tenido información exacta de cómo han evolucionado todos nuestros pacientes operados, de modo que los hemos visitado en planta cuando han estado ingresados y cada día hemos preguntado si algún paciente operado por nosotros en régimen de CMA había reingresado o consultado en Urgencias; cuando esto ha pasado ha sido por complicaciones menores.

Si algo he aprendido en estas 3 misiones es el papel clave de la enfermería. Al trabajo a destajo de Paco, que lo mismo coloca el material que saca al paciente que instrumenta o que hace de ayudante quirúrgico, no quiero dejar de destacar el papel de las licenciadas Marlene y Liliana, y de todas sus estudiantes en prácticas que se han volcado con nosotros en quirófano en todo este tiempo y han sido claves para poder operar tantos pacientes.

Para poder aprovechar al máximo las jornadas de trabajo, las paradas para comer eran de 30-45 minutos en alguno de los barecitos circundantes o en el “shopping” de enfrente del Hospital; estuvimos operando también el viernes día 6 de Octubre por la tarde y el Sábado día 7 de Octubre por la mañana. El momento de relax del día era siempre el fin de la jornada de trabajo, nunca antes de las 20-21 p.m. y que nos permitía en alguno de los múltiples “burger-pubs” de Santo Domingo compartir con todo el equipo un rato de charlas, risas y algunos refresquitos (cervezas locales, sobre todo) con frecuencia acompañados del Dr. Falcones y nuestros anestesistas locales, los populares Francisco y Raúl Castillo. El Domingo 8 de Octubre fue realmente nuestro único día de descanso completo, que aprovechamos para ir a conocer las costumbres de la comunidad de indios colorados (o Tsáchilas) que han habitado históricamente esta zona y que, ya desde hace unos años, forman parte de su comunidad social y política activa. La última noche fue especial pues decidimos invitar a cenar a los directivos del Hospital, al personal de enfermería y a los cirujanos del Servicio de Cirugía del Hospital, de modo que confraternizamos aún más antes de la despedida y la sensación y ambiente que se creo fue realmente bueno. Hemos disfrutado ampliamente de la gastronomía local y de los ceviches (sobre todo el de camarón y pescado), encebollados, carnes, guata y demás platos típicos de Ecuador.

Para decir adiós, y coincidiendo con unos actos que conmemoraban el 40 aniversario de la creación del Hospital la Dra. Kathia Tinizaray en representación del Hospital Gustavo Domínguez Zambrana nos entregó esta placa-trofeo de reconocimiento de nuestro trabajo que nos honra y termina de dar sentido pleno a la labor que allí hemos realizado.

Dr. Carlos Ramírez

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